viernes, 17 de agosto de 2007

INSTRUCCIONES PARA SACAR LA PATA

No dejará de observarse la relativa frecuencia con la que los seres humanos solemos introducir las extremidades inferiores (comúnmente conocidos como piernas) en terrenos enfangados, cosa harto enojosa. Si previamente se tiene pensado pisar terreno enlodado se recomienda el uso de calzado adecuado, aunque el uso de este no exime de prestar toda la atención a lo que se está haciendo. Conviene no mirar hacia atrás, ni hacia arriba, ni a los lados, puesto que de este modo nos estaríamos ganando una casi segura factura del tinte.

Una vez introducida la extremidad inferior, también llamada pierna o pata, no se debe meter la extremidad inferior, también llamada pierna o pata, en el lodo puesto que de esta manera, no estaríamos saliendo de esta penosa situación, sino que la empeoraríamos gravemente. Llegados a este punto he de detenerme y llamar la atención entre la coincidencia de la extremidad inferior (también llamada pierna y pata) y la extremidad inferior (también llamada pierna y pata). Si dirigen su mirada hacia abajo, no dejarán de observar que existen dos extremidades inferiores (también llamadas piernas o patas), que dificultan por su innegable exactitud, la operación de extracción de pierna.

Una vez echa esta última aclaración, únicamente ha de apoyar el peso del cuerpo sobre la extremidad inferior y extraer, con un movimiento brusco y constante, la extremidad inferior, de manera que las dos extremidades queden situadas a una distancia de un paso por detrás del lodazal en cuestión. No lo dude, sea valiente. Piense que no sólo su extremidad inferior le será útil en el futuro sino que además no se ha dado el caso aún de que una extremidad inferior se haya desprendido de su propio cuerpo, voluntariamente.

Una vez extraída la extremidad inferior no se sorprenda de que la masa sólido-acuosa que atrapaba su extremidad inferior recupere su antigua forma. Suele ésta quedarse intacta, alcanzando altas cuotas de disimulo, como si nada hubiera pasado, esperando (eso sí, con un puntito de nostalgia) otra extremidad inferior que la saque de su rastrera monotonía de ente incomprendido. Snif.

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